Calles con revancha

El número 8 de la casa geor­giana –en bronce, sobre la puer­ta de madera maciza pin­ta­da verde inglés- era ape­nas vis­i­ble des­de la vere­da. Se le planta­ban delante las hue­su­das ramas de un almen­dro, lejos aún de su blan­co esplen­dor pri­mav­er­al. Los niños,...
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